sábado, 5 de septiembre de 2009

Pos todo sigue igual

Querida mama, amada progenitora,
Te informo de que guardo buena salud, y que la vida me sonríe en este hermoso paraje de grandes posibilidades y alegres experiencias.
Sigue haciendo calor, aunque un poco menos que los meses precedentes, y que la escasa lluvia con la que nos agració el cielo en las semanas anteriores, sobre todo cuando yo no estaba, ha llegado casi al fin, pero ha dejado los campos del desierto algo teñidos de un escaso pero agradable verde en trazos alegrmente aleatorios.
Ahora es el mes de ramadan, con lo que las pobres gentes subyugadas por el islam no pueden ni beber ni comer durante todo el día y su religión, como todas al final, les inflige aún más sufrimiento y miserias de las que ya tienen de por sí con el calor y la guerra.
Me complace comunicarte que a pesar de que un nuevo secuestro por la zona nos enturbia el panorama, yo continúo alegre y feliz, jovial, contento e incluso entusiasmado. En esta ocasión, los secuestrados son de la onu, pero que en nada altera nuestro impertérito optimismo inalterable, pero eso si, nos mantiene -mucho más por prudencia que por otra cosa- recluídos en la capital de la región, haciendo lo propio y habitual desde hace muchos meses.
Tu hijo que te quiere y que se congratula de que tu también estés bien, esperando que estés disfrutando de una envidiosa playa y buen tiempo, y lamentando que la ausencia de nuevas por mi parte, haya podido en algún momento crear algún tipo de desilusión para con tu persona, que es fuente de todo mi amor filial y estimación.
Tu hijo, siempre tuyo.
Besos.

lunes, 1 de junio de 2009

No hay nada como llorar un poquito

No hay nada como llorar un poquito para que le escriban un poco al que suscribe. Estoy entusiasmado con tal avalancha de críticas por mi endeble entereza, mi fragilidad medioambiental, mi escaso umbral de tolerancia ante las adversidades, mi fácil tendencia al lamento mi escasa firmeza emocional...No está mal. Seguiré llorando y lamentándome. De momento gracias a tod@s por las líneas. Y seguiré el consejo de ayer, olvidaré la medicina y me liaré un turbante a la cabeza para creerme un IDP (desplazado interno, en ingles).
Me extendería en este punto, pero ha llegado una delegación suiza y me esperan para cenar, en realidad los colegas de emesef suiza, aunque la mayoría sean españoles, y en emesef españa, mi jefa sea suiza, que para eso somos tan internacionales.
Hoy he vuelto a ST, y entre calor y calor, he visto a una niña de 5 años con hemiplejia, fiebre, obnubilada y crisis parciales que afectan a los pares craneales homolaterales a la lesión y que no responde al tratamiento para meningitis desde hace 3 días. Teniendo en cuenta que no tiene malaria cerebral, pues es lo único que podemos descartar, alguien conoce a algún neuropediatra que me pueda ayudar?

Bueno, seguiré llorando en mis próximos mensajes, de momento voy a cenar.

Muchos besos a tod@s, y por su puesto a las chicas del vir, al ilustre rimun, al anarkista que se ha tirado el rollo de escribir, a los que me sugieren que me eche al monte con la guerrilla (o las cabras, no lo he entendido muy bien), a quien me oculta y a la pobre luminosa que no puede escribir porque le duele la ciática.

domingo, 31 de mayo de 2009

Unas fotitos valen más que mil palabras

Hola, sigo igual, pasando calor y luchando contra el polvo del desierto.

Os mostré el desierto, os mostré el campo desde la inmejorable perspectiva del aire, os mostré la inmensidad de la nada.
Teniendo en cuenta que está prohibido hacer fotos en Sudan y que me acusarán inexorablemente de espía, no está mal. Nos veremos pronto si nos expulsan por estas malditas fotos, o quizás no, si me quedo penando mis culpas en un penal.
Os mostré también mis michelines, para que veáis que sigo engordando y sigo de buen año. Mostré la claraboya, y el helico, que no se llama Antonov, pero que si es ruso, las tiendas de campaña, y el hospital emesef, una ensalada de tiendas en mitad de un campo de desplazados. No pude ampliar el detalle del parking de burros, pero bueno.
Pasan los días y mañana vuelvo otra vez a ST. Sigo esperando la luz verde para volver a quedarnos permanentemente en el campo, pues ya queda poco. Sigo trabajando con un ordenador en lugar de oír el sonido de tripas y pulmones, toses, flemas y nauseas, pero todo llegará. Sigo adaptando protocolos y organigramas de funcionamiento para que los que realmente si están allí se compliquen la vida, o para facilitársela espero. Sigo esperando a que llueva, en el desierto, pero lloverá, como todo el mundo dice, y perderé la apuesta. Que ilusión me hará perder esa apuesta. Sigo jugando al voleibol los sábados por la tarde, con la cruz roja, y sigo disfrutando ocasionalmente alguna fiesta donde garrapiñar algo de licor. Esta semana tocó en unicef. Sigo esperando que me lleguen mis libros de Jartum, así que empecé uno de la biblioteca de la casa. Sigo echando una y otra vez erizos de mi cuarto, pero siguen volviendo. ¿Es el mismo o es toda una familia? Sigo viendo crecer mis gatitos, uno de ellos ya claramente más grande que el otro. Sigo viendo la luna de canto, medio oculta por el polvo del desierto.
Hay lío por el norte, cerca del chad, hay tiros y guerra, cincuenta heridos cada día, y cientos de desplazados por día. Parece insignificante si comparamos con lo que ahora pasa en paki, pero no lo es, día a día suman un montón, y mientras están pegando tiros nadie se acerca, ni la cruz roja ni nosotros, sólo las fuerzas de la onu evacuan a los heridos, y cuando pase el chaparrón, a ver si se puede hacer una visita.
Esta semana mis colegas fueron a la ciudad donde teníamos otro proyecto, hasta que mis predecesores salieron por patas después del tercer ataque. Ahora según me cuentan es como una ciudad fantasma y por la noche no hay paz, pero quizás en un futuro se reabra el proyecto. A ver quien tiene guevos para ir allí.

Hace mucho que nadie me escribe aquí, aunque sea un insignificante hola, será gratamente bienvenido. Es un poco triste pensar que en sólo dos meses el interés ya ha decaído tanto en vista de que sigo vivo y coleando (aunque colear, poco la verdad). Tendré que seguir exagerando y diciendo lo chungo que es esto para que la gente recobre algún resquicio de interés por este polvoriento blog.

jueves, 28 de mayo de 2009

Una foticos













Hoy he vuelto a ir a Shangyl Tobaya, el lunes se canceló.
Os mando unas foticos, a ver si consigo descargarlas...

sábado, 23 de mayo de 2009

El lío de las mil vacas, antonov y kasparov, los cacahuetes y juanito andarín.

Hola de nuevo, ya estoy de vuelta, tras un pequeño lapso de tiempo, en parte por vagancia, en parte por pereza, acompasado con un poco de hastío, pero sobre todo por falta de algo interesante que contar, y aderezado con problemas de conexión. No tanto realmente por falta de buena línea, sino por problemas de logística (dichosa palabra que aquí se usa para todo). No tanto por mala conexión sino por la complicación de buscar el cable desocupado en el momento adecuado. Trabajo muchas horas con el ordenata y sin línea y cuando llega la noche, lo último que me apetece es ponerme a escribir. Sobre todo ceno, charlo con mis colegas en la cena, y charlamos después de la cena, pero no me “provoca” (como decían en Venezuela) ponerme a escribir. Creo que no he escrito ni un solo mensaje en dos semanas, porque por cierto, sigo teniendo en uso mi correo Hotmail, que tímidamente abro casi cada dos días, pero no escribo.
Durante estas dos semanas que no he escrito, todo sigue más o menos igual. Ha habido días de calor, y de mucho calor, durante unos días bajó la temperatura e incluso podía respirar después de comer, después ha vuelto a subir y ahora me siento como un escarabajo boca arriba después del lunch. La combustión estomacal me provoca un estado de catalepsia hipnótica que espesa mis neurotransmisores (más aún de lo habitual) dejando mi cerebro como un plastrón vermicular. Por lo demás, estoy bien.
Ayer traje un termómetro, de los de paciente, y marcaba 38’6ºC, Al Fashir tiene fiebre. No son los 43 de Jartum, pero no está mal.
Y pasamos rápidamente a una “breve” puesta al día.
El lunes pasado fui a Shangyl Tobaya (ST), en avioneta, con mis colegas. Rápidamente, un poco por aquí otro poco por allá, husmeando en todas partes, rápida visita-supervisión casi corriendo como siempre. Esta forma de llevar el proyecto, con estas visitas de un día lo llamamos “control remoto”, igual que hacen en Somalia. Consiste básicamente en que los trabajadores emesef locales, (dos médicos, cuatro medical assistants, ochos enfermeros, varios enfermeros assistants, nutritional assistants, community health workers, un psicólogo, counsellors, etc, más logistas locales, conductores, traductores, guardas, cocineros, limpiadores, hasta 100 personas) salvan vidas, y nosotros, a parte de supervisarles una o dos veces por semana, el resto de tiempo estamos maquinando maquiavélicamente cambios, mejoras, haciendo protocolos, planillas de guardias, machacando indicadores y coberturas, planes para que las embarazadas vayan a las consultas, los niños se vacunen, organizando las prioridades de las familias que siguen llegando a los campos, rezando para que la situación de agua e higiene no se deteriore después de la salida forzosa de oxfam, manejando la farmacia, los pedidos, los consumos, las previsiones, y filosofando la manera de abordar en un país como Sudán temas como la violencia de género, el aborto, la anticoncepción, la mutilación genital femenina. Ahora concretamente, llevamos más de una semana planeando y organizando, adaptando y schedulizando toda la planificación anual. El problema es que si no estamos encima del “hospital” (health facility se llama), la desidia inherente hace que todo de vaya relajando poco a poco y que se suavicen los umbrales de calidad, el absentismo y la abulia se generalicen. Esta semana hemos descubierto que los médicos, tapándose uno al otro, desaparecen durante varios días, y muy probablemente sea la norma general de todos. Tenemos que estar aún más encima, siempre desde el punto de vista de hacer todo lo posible para mejorar la atención de los desplazados, los beneficiarios.
El jueves queríamos ir a ST también, pero cancelamos el viaje. Esta vez no fue por la visibilidad, las tormentas de arena, sino por seguridad. Nos llegaron noticias de que había combates “cerca” de ST. Cerca quiere decir a unas cuantas decenas de kilómetros de ST, pero como somos unos paranoicos, mejor ni acercarse. El motivo, “El lío de las mil vacas”. Rumores, noticias sin confirmar, diferentes versiones del mismo lío, pero parece ser que una de las varias milicias árabes en teoría controladas por el gobierno, en la práctica descontroladas, montó un lío. No se les ocurrió mejor cosa que hacer que robar 1000 vacas, que se dice pronto, de los pastores de la zona. Mil vacas. Me imagino al líder de esa milicia, una mezcla entre John Wayne, aladino africano, de piel negra medio talibán enturbantado, polvoriento barbudo o quizás con sombrero de baquero, kalasnikov al hombro, a lomos de caballo, árabe por supuesto, y su séquito de bandidos con lanzagranadas. El caso es que robar mil vacas implica robar a muchos implicados, valga la rebuznancia, o rebuzno si se quiere. Significa robar muchos pastores, pues no hay por estas polvorientas tierras desérticas grandes adinerados hacendados sino más bien pequeñas tribus con escasas cabezas de ganado por familia. Y debe ser que los pastores, después de tanta guerra y tantas facciones pululando por allá ya están escarmentados y armados y ni cortos ni perezosos, se embarcaron en la odisea de recuperarlas. El caso es que unos cuantos tiros, unos cuantos muertos, y nuestra visita del jueves cancelada, pero al final, hasta ST no llegó la gresca y por allí todo estaba tranquilo. Las últimas notitas que me llegaron es que los pastores habían recuperado gran parte de las vacas en discordia, pero no todas.
Por cierto, el viernes pasado por fin fui al mercado, ese donde hace unos días se liaron a pegar tiros hace unos cuantos días, pero todo estaba tranquilo el día que fuimos. Por fin me fumé una sisha (o como se escriba, es decir una pipa de agua), con un te y por primera vez en mucho tiempo me sentí realmente a gusto de estar aquí. Es increíble como uno se acostumbra a ciertas cosas, ya no me llaman la atención la cantidad de militares que hay por todos lados, caminando, en la toyotas pickup, con una ametralladora montada en parte de atrás, y a veces con lanzacohetes, con una saco lleno de cohetes.
Este lunes volvimos otra vez, como siempre, dos veces por semana, y este jueves igual, pero la novedad es que por fin fuimos el clásico y famoso “Antonov”, creo que este el modelo del helicóptero que usamos, de la wfp (programa de alimentos de la onu, lo que llevan saquitos de comida). Estos cacharros son mucho más grandes que mi helico de Astorga, con 22 plazas, la panza enorme para llenarlo de carga. El copiloto Kasparov ruso como el helicóptero y los dos pilotos, nos contó el rollo ese de las puertas de emergencia, y que fumar estaba prohibido, como en los vuelos normales. Las ventanillas como claraboyas se abren o pereces por el calor, y al estilo película de rambo, los asientos como dos bancadas a cada lado, y nosotros cinco, haciéndonos fotos con cara de payaso. A la vuelta, también le pedimos al copiloto si podíamos dar una vuelta por los campos de desplazados, Shangy camp, Shadat camp, y la aldea de ST. Para hacer fotos aéreas y ver el hospital. Los campos desde el aire se ven como una inmensa concentración de casitas de paja y caña, con sus parcelas delimitadas por vayas de caña que demarcan un área de “jardín” de arena. En el medio del campo mayor, Shangyl, el área que mejor se puede identificar desde el aire, justo en pleno centro, nuestro “hospital” rodeado por los cuatro costados. Una veintena de tiendas de campaña. Dos barracones semipermanentes, de madera y lona, bien ventilados, y frescos (lo más posible) que son las dos salas de internamiento, una de adultos y la otra de pediatría y nutrición, 32 camas en total, otras dos estructuras similares pero más pequeñas, la maternidad con 4 camas y la de partos, y las consultas prenatales, postatales y de planificación familiar. Otra estructura con postes de madera y paredes de lona, el consultorio. El resto son tiendas de campaña, las consultas de nutrición ambulatoria, de control y screening de peso, de vacunación, salud mental, con un psicólogo que es un perro verde sudanés, una tienda de aislamiento (no para gripe precisamente) otra pequeñita de “neonatología” (es pura ironía), que más bien es un cocedero de gambas, un área para curas y cirugía menor, cocina, esterilización, laboratorio. Y la zona de reparto de alimentos, con varios camiones de wfp descargando sacos y sacos, rodeados por cascos azules, protegiéndose del sol más que de otra cosa.
El jueves también volamos con Kasparov y sus colegas rusos, pero no fuimos solos, y el helico estaba lleno, con gente de unicef, de oxfam, de wfp, y nuestra carga de crema de cacahuetes.
No es coña, llevamos 25 cajas de crema de cacahuetes, el maravilloso “PlumpyNut”, un engrudo alimento compuesto que se utiliza para alimentar a los niños (y adultos) desnutridos en nuestro centro de nutrición, (o de desnutrición, según se mire). Es un invento maravilloso, un saquito de 500 Kcal, de muy buen sabor (en Etiopía me comí unos cuantos que estaban a punto de caducar) con muchas vitaminas añadidas, concentrado y de larga caducidad, que aguanta almacenado las altas temperaturas del desierto, y con el que se tratan hasta los severos malnutridos, incluso de forma ambulatoria, con lo que las madres sólo tienen que venir a recogerlo una vez cada dos semanas para el control del niño y para llevarse un montón de saquitos. En el centro del “hospital” msf sólo ingresamos a los que además tienen complicaciones o son bebes. Antiguamente se trataban a todos los severos en estos centros, con largos periodos de internamiento, costosos programas que han pasado a la historia con los protocolos ambulatorios y el “PlumpyNut”. Cristina!
Normalmente el material, los medicamentos, el PlumpyNut, etc. lo llevamos por tierra, en camión, pero ya que íbamos en el Antonov, pues aprovechamos para llevarlos, que salía gratis.
Pues el mismo jueves, de vuelta en Al Fashir, al poco de llegar de ST, ver a una chica de la cruzroja haciendo de médico porque estaba pachucha, y ducharme y acicalarme, fuimos al campamento de wfp. Menudas instalaciones. El mismo uruguayo que nos acompañó por la mañana y tarde, el jefe de vuelos, nos había invitado a una fiesta! Allí estaban también los pilotos rusos, el copiloto, y gente de onu, wfp, muchos de ellos españoles o latinos, por cierto. Y allí me reencontré con mi gran amigo Juanito Andarín, etiqueta negra! Mi querido amigo que tanto había echado de menos durante el último mes y cerveza!. A modo inglés, me dediqué en el menor tiempo posible a ingerir la mayor cantidad posible, dado que a las 9 (llegamos a las 7 y media) sonó la campanita, y nos avisaron del toque de queda, y que las puertas del campamento se cerrarían y ya no podríamos salir del fortín, o salíamos por patas en ese mismo instante, como hicimos, claro, regresando en nuestra linda fragoneta “vanet” o similar a nuestra humilde casita (extremadamente humilde, si comparamos con el sitio de donde veníamos) donde continuamos la fiesta, pero ya sin birras ni juanito.
Y coloríncolorado, este cuento se ha acabado”

Besos a tod@s
PD: Saludos de un erizo que ha venido a visitarme. Corre mucho y lleva las púas repeinadas, creo que viene de la disco. El otro día uno que vive en mi habitación tuvo que ser desalojado, porque hacía demasiado ruido al correr, con sus patitas taconeando la estera. Imaginadme en mitad de la noche persiguiendo un erizo en mi cuarto, y se admiten sugerencias sobre cómo cogerlo para la próxima vez. También tenemos en la casa una familia de gatos. Una gata que parió hace poco y sus dos cachorros hacen las funciones de la televisión, viendo sus trastadas en lugar de miles de anuncios.
Rebesos.

domingo, 10 de mayo de 2009

hoy na que contar

Estoy cansado, así que no voy a ponerme a escribir, sólo el parte del jari de ayer. 3 muertos, todos civiles, y 12 heridos. Hoy todo estaba tranquilo, más o menos. Pasé todo el día en la office, de 8 a 8, cena después y poco más. Mañana voy a Shangyl Tobaya. Ni una sola nube, pero el tiempo sigue muy nublado por la arena, tormenta de arena perpetua. Espero que no se cancele mi "jet" privado (casi privado, vamos cuatro). Hoy he mirado debajo de la cama, y he visto zapatos hambrientos, pero no he encontrado ningún monstruo. A veces echo en falta tener algún monstruo.