domingo, 31 de mayo de 2009

Unas fotitos valen más que mil palabras

Hola, sigo igual, pasando calor y luchando contra el polvo del desierto.

Os mostré el desierto, os mostré el campo desde la inmejorable perspectiva del aire, os mostré la inmensidad de la nada.
Teniendo en cuenta que está prohibido hacer fotos en Sudan y que me acusarán inexorablemente de espía, no está mal. Nos veremos pronto si nos expulsan por estas malditas fotos, o quizás no, si me quedo penando mis culpas en un penal.
Os mostré también mis michelines, para que veáis que sigo engordando y sigo de buen año. Mostré la claraboya, y el helico, que no se llama Antonov, pero que si es ruso, las tiendas de campaña, y el hospital emesef, una ensalada de tiendas en mitad de un campo de desplazados. No pude ampliar el detalle del parking de burros, pero bueno.
Pasan los días y mañana vuelvo otra vez a ST. Sigo esperando la luz verde para volver a quedarnos permanentemente en el campo, pues ya queda poco. Sigo trabajando con un ordenador en lugar de oír el sonido de tripas y pulmones, toses, flemas y nauseas, pero todo llegará. Sigo adaptando protocolos y organigramas de funcionamiento para que los que realmente si están allí se compliquen la vida, o para facilitársela espero. Sigo esperando a que llueva, en el desierto, pero lloverá, como todo el mundo dice, y perderé la apuesta. Que ilusión me hará perder esa apuesta. Sigo jugando al voleibol los sábados por la tarde, con la cruz roja, y sigo disfrutando ocasionalmente alguna fiesta donde garrapiñar algo de licor. Esta semana tocó en unicef. Sigo esperando que me lleguen mis libros de Jartum, así que empecé uno de la biblioteca de la casa. Sigo echando una y otra vez erizos de mi cuarto, pero siguen volviendo. ¿Es el mismo o es toda una familia? Sigo viendo crecer mis gatitos, uno de ellos ya claramente más grande que el otro. Sigo viendo la luna de canto, medio oculta por el polvo del desierto.
Hay lío por el norte, cerca del chad, hay tiros y guerra, cincuenta heridos cada día, y cientos de desplazados por día. Parece insignificante si comparamos con lo que ahora pasa en paki, pero no lo es, día a día suman un montón, y mientras están pegando tiros nadie se acerca, ni la cruz roja ni nosotros, sólo las fuerzas de la onu evacuan a los heridos, y cuando pase el chaparrón, a ver si se puede hacer una visita.
Esta semana mis colegas fueron a la ciudad donde teníamos otro proyecto, hasta que mis predecesores salieron por patas después del tercer ataque. Ahora según me cuentan es como una ciudad fantasma y por la noche no hay paz, pero quizás en un futuro se reabra el proyecto. A ver quien tiene guevos para ir allí.

Hace mucho que nadie me escribe aquí, aunque sea un insignificante hola, será gratamente bienvenido. Es un poco triste pensar que en sólo dos meses el interés ya ha decaído tanto en vista de que sigo vivo y coleando (aunque colear, poco la verdad). Tendré que seguir exagerando y diciendo lo chungo que es esto para que la gente recobre algún resquicio de interés por este polvoriento blog.

3 comentarios:

  1. Desde España por lo menos las dos niñas del vir 12 estamos pendientes de ti, auqnue no siempre podemos escribir comentarios porque a mi por lo menos me pone problemas el blog (tambien puede ser que soy unpoco inutil con todo esto) ademas tengo mogollon de cosas q contarte...he hecho el curso de cooperacion internacional para catastrofes de busf,y me ha encantado....ya te contare....animo y un abrazo que te echamos de menos ..ya nadie nos quita el mando de la sirenas...jejeje

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  2. Por cierto, muchas gracias por las fotos, ayudan un monton a ubicarnos desde aqui...

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  3. Farolillo Ennegrecido1 de junio de 2009, 4:49

    En algún momento tendríamos que empezar a escribir los refuerzos, no va a escribir tol mundo desde el principio, además yo cuando leo una novela no suelo hablar con los protagonistas.
    También resultaria bastante patético contar a indiana jones los tonos grises de nuestras vidas de urbanitas.
    Ten cuidado con la deformación profesional que cualquier día se te olvida que eres el médico y te crees un refugiado más.

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