domingo, 5 de abril de 2009

Nairobi findefies nla capi

5-4-09
Ahí sigo, constancia y persistencia

Tengo la mala costumbre de hacerme una idea aproximada de un país, simplemente con la primera impresión que me causa el aire que respiro al salir del avión, la temperatura y los olores (india) del aeropuerto, y sobretodo con el primer oficial de aduanas que me recibe. En Mozambique, imagen de suma despreocupación y dejadez del policía me dio una idea que luego se confirmó. En etiopía, un funcionario de mala leche que me miraba de arriba abajo, y etc. En Kenya, qué idea podría hacerme con un funcionario que me mira con una enorme sonrisa, ojos bien abiertos y amistosos y un “jambo” que suena a koña, más un “karibu” que me dice que este país tiene buena pinta.

Fin de semana en Nairobi y puedo hacerme una idea aproximada de qué (hoy ya tengo acentos!) va esto. Dicen que es una de las ciudades más peligrosas del mundo, pero también lo era Caracas, y aquí sigo, de todas formas yo soy muy bueno, bien educado y recto, y sigo todas las recomendaciones de la agencia de viajes, y sigo al pie de la letra el manual de seguridad emesef, que por cierto, aún no lo tengo y por tanto no lo he leído y que tendré que triturar y comérmelo para que no caiga en manos ajenas una vez lo lea.
La temperatura es magnífica, no hace mucho calor, incluso por la noche manga larga. Ahora está lloviendo un poco.

El primer día, poco que decir, reposo y desempaquetar. Me han acoplado en casa de Tan, cuyo nombre real me resulta impronunciable y completamente imposible de transcribir. Es una chica joven, grácil, jovial, simpática, fiestera, china, muy linda, y que me enteré luego que me describía como un tío viejo, feo y serio (juventud, divino tesoro!). Ya el viernes comenzó la locura de Nairobi, una serie de sucesos que no son publicables en este blog, dado que no se sabe quién lo puede leer, y si hay niños entre la audiencia. A modo de resumen, basta decir que fui raptado por una tribu de mariconas locas fiesteras, colegas de mi compañera y otros seres de la noche de Nairobi y arrastrado a una disco de donde salí un poco perjudicado, y con varios rafikis (empiezo mi aprendizaje del swahili imprescindible: http://www.lexicool.com/dictionary_logos.asp?IL=3 ), eso si, sin salirme del manual de seguridad. El sábado, gestionando mi handover, llamé a la suma sacerdotisa de emesef en Kenya, la HOM y parece que hasta mañana lunes no me dan curro. No hay mucho que hacer aquí de resaca, así que hice lo que hace todo el mundo pudiente en Nairobi, irse a un megacentro comercial a pasar la tarde. Efectivamente, aquí hay de todo, incluida una tienda a lo “coronel tapioca” con todo tipo de chorradas para el safariense.
Aproveché por cierto para inaugurar éste blog. Y por la tarde, siguiendo las instrucciones de un mensaje de movil en slang, milagrosamente conseguí llegar al chaleto en las afueras de un tío que organizó una típica fiesta de ricos africanos, luces colgadas de inmensos árboles, grillos al ritmo de la música, un pequeño fuego, una mesa con pincha y de todo. Allí llegué, y en tu fiesta me colé, cocacola para todos y algo de comer. (canción de Mecano, para los que no lo hayan pillado, por ejemplo la mia mama). No conocía a nadie, pero me hice un hueco, hasta que llegaron mis nuevos rafikis, la comparsa de locas y luego mi compañera la chica-china. Ambiente fiestero, con caldo de cultivo a base de gente tos-muy-cool, acabando en el mismo local del día anterior.
Y hoy, pues necesitaba un paseíllo para eliminar tanta toxina, una hora andando por grandes avenidas, respirando un hermoso humo negro de los tubos de escape de lo autobuses del pleistoceno, esquivando las típicas vantettes-taxis, y caminos imposibles, para acabar, inexorablemente, en otro centro comercial, más grande incluso que el primero. A modo de ejemplo intenté comprar un desodorante, pero desistí estupefacto e indeciso ante una estantería con decenas, o casi incluso cien tipos diferentes de desodorante. Cena y vuelta a casa.

Y ya casi finiquitado el fin de semana, que igual lo podría haber pasado en Madrid, pero habría tenido menos farra, esta tarde, aprovecho para leer el manual “como hacerse Experto en cólera en 10 lecciones”. Y es que se supone que desde el terreno deben haber pedido que enviaran un experto, un supermancolera y ha llegado un Clack Kent.
Ya voy por el capítulo 2, cuando llegue al 10, ninguna epidemia se me resiste!!!
Espero que mañana comience el espectáculo, enterarme un poco de qué va la vaina, chucha, y la enfermera que ha estado haciendo el colera-tour me de un poco de información para salir volando (nostalgia de mi helicóptero, jo) para el “terreno” y dejar la fies y la capi. Me siento más cómodo en el “field”.

Y si conseguís leer todo este rollo, mil puntos de regalo y entráis en un sorteo para una tela Kenyata. (Haré preguntas tipo test al final). Espero disminuir el flujo de paridas una vez salga de Nairobi y tenga ADSL vía tamtam.

Besos desde el centro del mundo, o por lo menos el centro bussines de África, con permiso de El Cairo

1 comentario:

  1. Ya empiezan a parecer interesantes tus escritos, me voy a hacer la idea de que estoy leyendo una novela de aventuras por entregas. Lo haces muy bien. Tienes que escribir los nombres de las poblaciones o poblados que visites para ir recorriéndoles contigo en el Google. También sería interesante que nos describieras a los individuos que los habitan. Esperamos la continuación.
    Haz caso de los que te dice Joaquín respecto a la ropa. Llamas menos la atención si vienes desnudo que con esos trajes africanos.

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